21 de diciembre de 2019
El periodismo y el poder
Sánchez trata de limitar las ruedas de prensa y el derecho a la información de los que hacen preguntas. Una reflexión sobre la profesión y la censura.
20/12/2019 La Redacción Abierta de la Tarde
10 de diciembre de 2019
Aquí empieza lo malo
Artículo publicado originalmente en La Paseata
El desprecio por el servicio es un síntoma habitual entre los nuevos ricos, aquellos que han ganado su fortuna de forma tan acelerada que aún no tuvieron tiempo de desprenderse de su garrulismo, horteras con ínfulas que necesitan que les calienten el coche de buena mañana y que tratan con desdén a los currantes que se ganan la vida a sus órdenes, que no significa de buena gana.
El mesianismo despiadado cuya metástasis se desarrolla mientras se pueda politizar el dolor. Mientras tengan la posibilidad de servirse de la democracia para destripar la democracia. La política de los sentimientos y de las vísceras. Del compadreo con las exaltaciones identitarias y el tribalismo excluyente. Tú no tienes derecho a venir a mi pueblo. Tú hablarás la lengua que yo te obligue.
Como en un constante Día
de la Marmota revolucionario, la trágica experiencia histórica nos
enseña que las ensoñaciones colectivistas terminan
indefectiblemente donde empieza la boca de una fosa común y los
muros de un palacete de los entronizados líderes. La teoría
vigorosa siempre resbala en los charcos de la sangre derramada.
Ninguna quimera popular, por mucha ilusión que despierte entre las masas, tiene recorrido alguno cuando el movimiento es hurtado para ponerse al servicio de una pareja dirigente, el sidecar despótico que llega a la cumbre habiendo laminado con anterioridad a todos los oponentes, internos y externos. Algunos países son palmarios ejemplos del horror.
Ninguna quimera popular, por mucha ilusión que despierte entre las masas, tiene recorrido alguno cuando el movimiento es hurtado para ponerse al servicio de una pareja dirigente, el sidecar despótico que llega a la cumbre habiendo laminado con anterioridad a todos los oponentes, internos y externos. Algunos países son palmarios ejemplos del horror.
En España tenemos la
anecdótica curiosidad de estar contemplando una satrapía bananera
en el marco de un entorno democrático. Como un microcosmos dentro de
nuestro encaje constitucional, dos en uno para que cada cual
simpatice con el modelo que más le guste. Aún se mantiene en pie el
orden del 78 mientras, por la siniestra y de reojo, vemos aparecer la
amenaza del hombre nuevo.
La pareja de populistas
bolivarianos (o marxistas convertidos en psicópatas, en palabras
textuales) que repantingan en Galapagar mientras siguen vendiendo
soflamas demagógicas para los compradores más zoquetes, tienen
todas las tendencias reconocibles de esa historia circular que es el
totalitarismo de baja calidad, nuestra marmota invernal con una hoz y
un martillo en el hocico.
El desprecio por el servicio es un síntoma habitual entre los nuevos ricos, aquellos que han ganado su fortuna de forma tan acelerada que aún no tuvieron tiempo de desprenderse de su garrulismo, horteras con ínfulas que necesitan que les calienten el coche de buena mañana y que tratan con desdén a los currantes que se ganan la vida a sus órdenes, que no significa de buena gana.
Y la corrupción (incluida
financiación en B, burlona mueca del destino) ya asoma por las
costuras de ese patético monstruo que surgió de la facultad de
políticas y que ya nació podrido, al ser ungido por algunos de los
personajes más siniestros de todas las disfunciones ideológicas de
nuestra viciada piel de toro.
La mayoría de los padres fundadores ya se han largado o los han echado, y en esa familia disfuncional que es el partido morado ya sólo el caudillo y su señora acaparan el poder. Tal y como mandan los cánones.
La mayoría de los padres fundadores ya se han largado o los han echado, y en esa familia disfuncional que es el partido morado ya sólo el caudillo y su señora acaparan el poder. Tal y como mandan los cánones.
Cuando uno se autodenomina
parte del pueblo (aunque sea para expoliarlo) puede permitirse
cualquier contradicción, y la doble moral no es algo que cause excesivos trastornos del sueño, y así asientan su discurso en lo
que entienden por “gente” de la misma manera que Greta Thunberg,
la niña icono que vive en un constante y perverso show de Truman,
viaja por el mundo patrocinada por marcas comerciales. Todo atado y
bien atado.
El nacionalpopulismo
prospera y se ceba con una saña especial en las sociedades que hayan
desarrollado los elementos adecuados para ello, es decir, una
combinación letal de crisis de la política tradicional,
incertidumbre económica, medio-bajo nivel cultural y un potente
aparato de propaganda.
Alguna vez habrá que
exigir responsabilidades a determinados medios de comunicación que
dieron rendido altavoz a los que venían con el dinero del chavismo
en la cartera y en las manos el botín de sus víctimas. Los autores
intelectuales de la salvajada. Los que justifican o matizan cualquier
atrocidad.
Sin obviar la responsabilidad de una ciudadanía complaciente en su utopía, a la que se tenía entretenida llenando las calles mientras los pastores del rebaño vocinglero se llenaban los bolsillos. De aquellos barros, estas piscinas.
Sin obviar la responsabilidad de una ciudadanía complaciente en su utopía, a la que se tenía entretenida llenando las calles mientras los pastores del rebaño vocinglero se llenaban los bolsillos. De aquellos barros, estas piscinas.
El mesianismo despiadado cuya metástasis se desarrolla mientras se pueda politizar el dolor. Mientras tengan la posibilidad de servirse de la democracia para destripar la democracia. La política de los sentimientos y de las vísceras. Del compadreo con las exaltaciones identitarias y el tribalismo excluyente. Tú no tienes derecho a venir a mi pueblo. Tú hablarás la lengua que yo te obligue.
Y en esas andamos, con el
consenso constitucional y la integridad territorial pendiendo de un
hilo, por haber dejado que la historia cíclica vuelva con sus
grandilocuentes patrañas fracasadas a echar abajo las puertas de
nuestro Estado de Derecho, mientras funestas sonrisas siguen cegando
la razón para que no veamos los ojos del abismo.
1 de diciembre de 2019
El belén de Colau: populismo cochambroso, iconoclasta sin talento
La Navidad en Barcelona: Chapucera en el afán de polemizar. 97000 euros.
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