23 de septiembre de 2021

Los renglones torcidos de ETA


 

Artículo publicado originalmente en Vozpópuli

El lema no dejaba lugar a dudas: “Egin apunta y ETA dispara”. Se decía, se sabía, en el entorno de la política y del periodismo vasco y nacional, dónde se publicaban las directrices a la banda terrorista. El referente de los pistoleros. Porque estaban el hacha y la serpiente, y al lado la tinta impresa. El canal de comunicación. También lo sabía Gregorio Ordóñez, que se hizo eco de esa frase, dos años antes de que lo mataran.
Luego Egin fue clausurado y ese espacio lo ocupó Gara (fundado por Mertxe Aizpurua, diputada de Bildu), a donde a ido a parar Pablo Iglesias, en lo que es un proceso natural de gran parte de su carrera política, definida por una denodada búsqueda del mal y contra las libertades democráticas.

Su fichaje por el periódico oficioso de ETA sólo puede extrañar a los que hayan vivido en una especie de inopia deliberada, contaminados por esa arcadia feliz que proyectan algunos medios de comunicación, afanados en lavar la imagen de los nacionalpopulismos, embridando la opinión pública vendiendo al espectador carroña totalitaria como si de tibios socialdemócratas se trataran, blanqueando sin pudor personas e ideologías socialmente indeseables.

Iñaki De Juana, preso por escribir” rezaba la pancarta que Contrapoder, germen de Podemos, colgó en el campus de Somosaguas, en apoyo al asesino múltiple. Los miembros de ese grupo universitario con prometedora carrera política nunca explicaron aquella ignominia moral.
En algunos antiguos fans de Iglesias hay desconcierto y cansancio, pero lo cierto es que el cascabelero glosador de terroristas, en su desesperada necesidad de ser aceptado por esos entornos, a duras penas ha ocultado sus propósitos: la voladura de la democracia liberal y romper el consenso constitucional.

Su lugar idóneo, qué duda cabe, es Gara y es Ara, cobrando tantos servicios prestados. Tanto enjuague bucal.
De CTXT no merece mención, porque llamar periódico, o revista, a ese bochornoso mejungue de los peores vicios del oficio, a ese contenedor de iletrados sectarios, sería una condescendencia excesiva.
Es verdad que los textos de Iglesias (lo escrito hasta ahora) son de una prosa torpe y llena de lugares comunes, pero con una palabrería que contentará a los editores ya que, con la demagogia hostil acostumbrada y esa impunidad y arrogancia habitual, ceba las ensoñaciones plurinacionales y demás obsesiones canónicas del marco mental periférico.
Mientras va saciando su apetito carnal, Iglesias ve colmados sus sueños de juventud de estar al servicio de la xenofobia más cateta, la que revestida de romanticismo decimonónico usa la libertad de prensa para atacar a los que defienden el resto de libertades, incluido el derecho de ciudadanía.

Porque estos periódicos propagandísticos, lejos de ser únicamente cabeceras para rancios aldeanismos exacerbados, han colaborado de forma activa en hacer de ciertas partes de España lugares inhabitables para miles de personas, las que no forman parte de esa Cataluña de las antorchas, enferma en sus delirios supremacistas que incendia comisarias, o de ese País Vasco donde se vota a palurdos homicidas y se homenajea a Parot, matarife en la casa cuartel de Zaragoza de hombres y niños a los que no conocía de nada, pero a los que ya odiaba.
Los honores a los asesinos, los acercamientos que aprueba el infame Marlaska y los fichajes de renombre en sus medios de referencia mantienen viva la llama del independentismo anhelado, mientras observo con cierta maledicencia la vergüenza ajena y propia que íntimamente pasan los votantes podemitas de primera hora. Los que se creyeron hasta las trancas el mensaje de esos 2014 y 2015 del albor del populismo morado, aunque apelen a un desconocimiento neófito, fruto de los convulsos tiempos políticos.

Ahora que está de moda, dentro de la descerebrada cultura woke, eso del victimismo identitario, qué gran ofensa supone a las verdaderas víctimas de este país, y de los asesinatos que aún están en el limbo de la justicia, el hecho de que un exvicepresidente del Gobierno (A Sánchez la Historia no le absolverá), en otro brusco quiebro macabro, sea columnista estrella en el periódico de la hegemonía del terror.


7 de septiembre de 2021

Yo no olvido


 Artículo publicado originalmente en Vozpópuli

No nos dejéis solos con los españoles”, fue la inquietante petición que un profesor universitario nacido en Madrid lanzaba al entorno proetarra desde una herriko taberna, cuartel general de las cloacas del etnicismo vasco. Se le veía cómodo con los legatarios de las esencias aranistas, en el nido de la serpiente.

Como tratando de predicar con el ejemplo, ahora se ha largado a Barcelona (la ciudad española más parecida a Caracas) donde tan buenos servicios ha prestado al movimiento nacionalista, pues siempre defendió sin reparos la causa golpista. Se ha ido sin mirar atrás, olvidando eso de las mujeres y los niños primero. Con la piscina a medio pagar.
Porque, tras breves pero intensos años de actividad política, de un día para otro dimitió de todos sus cargos, tras ser vapuleado por Ayuso I de Chamberí, y desapareció de la vida pública y de las redes. Pero que eso no nos lleve a la desmemoria y el olvido. Veamos:

Aupado por el poder mediático, con el rostro taciturno y el ceño fruncido de actor formidable del que vende chatarra ideológica para masas, su éxito fue llegar a través de los rayos catódicos a esa capa de la población que no vive de realidades, sino que se moviliza en función de esa trágica falla que es la superstición política. El populismo no necesita del pensamiento racional para expandirse, pues apunta directo a las emociones del receptor más incauto. Simplificando un mundo complejo al dividir entre buenos y malos con moralismo farisaico. La casta (los demás) y el pueblo (ellos, del que Iglesias era el legítimo representante y guía espiritual). 5 millones de ilusionados infelices llegaron a votarle, mostrando así su patética indigencia intelectual, ética y cultural, ante la perplejidad de unos y la pasividad de otros.

Ahora, mucho de ese votante de primera ola ha desertado, y el otro, el más leal en su admiración y vasallaje, transita amargamente en busca de otro mesías redentor que se quiera hacer rico mientras disimule la querencia por el capitalismo cinco estrellas.

Iglesias se va pero es difícil olvidar. Demasiada carne chamuscada en la batalla por las libertades. Cómo podemos hacerlo. No se limitó a purgar sin miramientos a otros fundadores del partido por no profesarle una obedienciega ciega, también hubo señalamiento a periodistas con la ambición siniestra del que quiere para él los telediarios y el control de la información. Los linchamientos no se nos escapan ni los perdonamos, el afán censor, la mirada inquisistorial. Ni el jaque a la Constitución de alguien que llegó con un chavismo desacomplejado para derrumbar un Estado de derecho aliándose con sus acérrimos enemigos. Enemigos declarados de las libertades ciudadanas.

No sería de recibo olvidar que durante las semanas en que la pandemia nos golpeó con toda su letal crudeza, intentó apuntalar su poder para hacerse fuerte dentro del Gobierno.
Olvidar la cizaña sembrada. Con un nepotismo difícil de justificar, puso como condición sine qua non que su pareja tuviera un puesto en el Consejo de Ministros, recrudeciendo de esa manera la confrontación de sexos (ellos dicen género) y el sectarismo militante, que hizo del 8-M de 2020 un aquelarre de contagio y muerte, porque importaba más una manifestación que las vidas humanas. Importa el chiringuito que tiene que justificar el chorreón de millones contando el número de perros y perras en los dibujos animados.

Ya nos hemos olvidado de Calvente, el abogado del partido sobre el que construyeron toda una acusación falsa de acoso sexual, porque sospechaban que ya sabía demasiado de los asuntos turbios de financiación ilegal. Inventarse unas acusaciones tan infames sólo puede salir de mentes perversas y sádicas, gentuza sin ningún tipo de escrúpulo. Pongamos que hablo de Ione Belarra.

Emponzoñó la vida púbica hasta el punto de crear una tensión social que hacía décadas que España no experimentaba. Puesta en marcha la maquinaria del odio, fue aprovechando el oportunismo político aupado por la bilis y el rencor. Su partido, Podemos, trató de enfrentar a los españoles, con la iquina por acicate, engatusando a pobres diablos que se partían la cara con la Policía en nombre de a saber qué revolución. Cómo olvidar el llamamiento a la violencia, las manifestaciones en Alsasua con las familias de los agresores, los energúmenos violentos de Vallecas, movilizados para atacar con piedras y patadas los mítines del rival político arengados por el perro de presa motorizado de Echenique, involuntariamente cómico.

No había acto vil que no fuera justificado por él o por su guardia personal, desde los escaparates reventados por Hasel hasta la ceja ensangrentada de Rocío de Meer.
Yo no olvido que si perdemos la memoria no podemos conservar un país donde el comunismo no sea aceptable.

Renegar de la literatura


 

Artículo publicado originalmente en Vozpópuli.

El trágico desmantelamiento de la Educación, con las consecuencias a medio y largo plazo que llegarán en las generaciones venideras, es aún más lacerante debido a que se ceba en una adolescencia y juventud ya de por sí tocadas por la idiosincrasia de su edad y de los tiempos. La generación más preparada para ser carne de cañón, nativos tecnológicos pero analfabetos funcionales. Incluso salidos de la Universidad.

Sepultadas las Humanidades, ahora quieren crear las cuotas y las perspectivas de género en las matemáticas. No hay límites para la imparable gilipollez. La ignorancia complaciente mezclada con el sectarismo ideológico seguro harán de las aulas terreno fértil para el adoctrinamiento, pero no para el aprendizaje. Castigando, además, a las clases menos pudientes, pues todos los padres que puedan costear una educación de pago a sus hijos sin duda harán el desembolso para que los retoños huyan de ese disparate devaluado. La famosa igualdad de la izquierda, la libertad, la fraternidad, ya saben.

Pese a todo, el tronco de toda educación debe nacer en los hogares. Tiene que salir de casa. Enseñar a los niños a pensar, a ver y entender, a analizar y a cuestionarse. También a disfrutar con el goce que otorgan cultura y conocimiento cuando todo es relativamente nuevo e intenso.

Con unos niños ensimismados en las pantallas (y a veces también los padres), viviendo emociones prosaicas y sintiendo sonrisas de Instagram, corazones de red social, en una vida de puertas para afuera pero que se adentra en las intimidades, dejar que sea un aparato (móvil, tablet, televisión, ordenador) el que haga de docente y críe a la nueva generación es tan irresponsable como los dislates de la Ley Celaá. La degradación se puede observar en la comprensión lectora y en la reducida capacidad de atención. Y es triste, por dejación de funciones, malograr a un niño que pudiera llegar a ser un adulto con ingenio, capacidad de palabra y brillantez intelectual.

Tengo por costumbre leer siempre con un lápiz a mi vera, para subrayar, cuando sea necesario, aquello que por algún motivo quiero rescatar o dejar señalado. Una frase, un pensamiento, una expresión, un párrafo que marcó. Que dejó poso. Palabras y adjetivos que ofrecieron en su momento un espejo en el camino, que fueron consuelo, reflexión o motivo de admiración.

Una quinta de chavales que aborrezca de los libros, desconoce todo lo que se van a perder, pues nunca van a poder encontrarse, por ejemplo, ante lo que aparece en 'Viaje al fin de la noche': “Zurciendo retazos de memoria (…) los propios recuerdos tienen su juventud...Se convierten, con los dejas enmohecer, en fantasmas repulsivos, se puede leer en la monumental novela de Céline ; o poder descubrir a Salinger en ese ritual de juventud que es ser 'El Guardián entre el Centeno', u obsesionarse con Hermann Hesse cuando todo parece gris y depresivo a tu alrededor. “¿Cómo no había yo de ser un lobo estepario y un pobre anacoreta en medio de un mundo, ninguno de cuyos fines comparto, ninguno de cuyos placeres me llama la atención?”; deleitarse ante las descripciones de Chandler : “Vi las cosas que tenía en el escritorio. Se escribía cartas. Escribía sin parar. Borracho o sereno le daba a la máquina. Algunas cosas eran disparatadas, otras más bien divertidas y también las había tristes. Tenía algo en la cabeza. Escribía dando vueltas alrededor de eso, pero nunca llegaba a tocarlo. Un tipo así habría dejado una carta de dos páginas antes de quitarse de en medio”.

El añorado Rafael Chirbes, un analítico de la sociedad tan certero como cruel, que tiene dos obras maestras, 'Crematorio' y 'En la orilla': “El hombre, que ha sido capaz de levantar inmensos edificios, de hacer desaparecer montañas enteras, de abrir canales y de cruzar puentes sobre el mar, no ha conseguido que vuelva a levantar los párpados un niño que acaba de morir”.
Los hombres pegan por impotencia. Creen que pueden conseguir por la fuerza lo que son incapaces de conseguir con la ternura, con la inteligencia”.

Una persona que deje pasar por delante de su vida una existencia sin libros, nunca podrá descubrir a Scott Fitzgerald y su sensibilidad, su derrota, su retrato de una época tan similar a la nuestra, y jamás podrá llegar a ese final de 'El Gran Gatsby' donde aún creía en la luz verde al final del embarcadero: “Y así seguimos hacia adelante, botes contra la corriente, empujados sin descanso hacia el pasado”.