Alguna vez he escrito sobre una nueva forma de censura moderna, en pos de los políticamente correcto en materia de igualdad. De cómo lo que no se ajusta a los términos ahora impuestos e inventados tiene que ser automáticamente defenestrado.
Se comenta, como una comidilla irónica, el artículo que una dama "feminista" ha escrito, en el que pone el grito en el cielo porque a día de hoy aún se represente las obras de Don Juan Tenorio en las calles de Madrid, y lo que es más indignante, en la Plaza de la Cebada "corazón simbólico del 15M". Califica la obra, evidentemente, de machista, absurda y ridícula; que, y cito textualmente "Forma parte de una tradición que habría que desterrar de una vez por todas".
Y me parece bien. No sólo que se suprima la representación del Tenorio, sino la de todo el teatro del XIX, y cualquier representación artística y cultural que no se acoja a la ley de género y génera.
Hay un montón de obras perniciosas circulando por ahí, con su hedor retrógrado y machista.
Ese Quevedo antisemita y pendenciero. ¿Por qué sigue su estatua en la glorieta del céntrico barrio madrileño de Chamberí? ¿Qué me dicen de la Odisea donde Penélope está en casa tejiendo, mientras Ulises, que no ha fregado un plato en su vida, anda por ahí de pendoneo y usando la violencia? ¿Cómo es posible que aún se cite esa obra en los colegios? O esa Madame Bovary provinciana y tontaina que es en sí misma un desprecio para la figura de la mujer; la Teresa de Marsé un poco pantalonera...¿por qué aún se pueden leer libros así de terribles para la moral moderna?
Lolita, La Regenta, El túnel...todas ellas novelas que deben ser erradicadas de las agendas literarias. "Desterradas", para utilizar el término de nuestra amiga.
Y el cine más de lo mismo. La señorita Kubelik de El Apartamento trabajando de ascensorista, símbolo de la opresión machista a la que le someten los jefazos de arriba, y ese John Wayne fascista que se quier cargar a Natalie Wood india en Centauros del desierto; El Duque apunta con su revólver...¡a una mujer!, y esas películas aún siguen a la venta.
Doce hombres sin piedad, otro caso escandaloso. ¿Por qué no 'Seis hombres y seis mujeres sin piedad'? Otros muchos ejemplos flagrantes: Kim Basinger ganando un Oscar por hacer de prostituta; la Barbara Stanwycky hija de puta de Perdición, que no sólo es cínica y manipuladora sino que se carga al marido, y, como todos sabemos, esas cosas no existen pues la violencia de género es sólo en una dirección.
Los niños de Érase una vez en América pagando a una chavala con comida a cambio de una paja; Marlon Brando sodomizando a Maria Schneider, Glenn Ford cruzándole la cara a Rita Hayworth, o Paul Newman haciendo lo propio con su ex en Veredicto final.
Lo que no es normal tampoco es que por España, estandarte de la paridad, vengan esos demoniacos grupos de rock. Sirva como ejemplo The Rolling Stones, cuyas canciones tienen en muchas ocasiones referencias abiertamente sexuales y utilizando a la mujer de manera prosaica, amén de que no hay ni una sola chica en el grupo.
Limpiemos esta sociedad de la carga machista, eliminemos teatro y cine, cualquier cosa que no sean las obras completas de Isabel Coixet, y evitemos que nuestros hijos vivan con esa lacra.