Artículo publicado originalmente en La Nueva España
El viaje de quinceañeras
para hacerse selfies en la meca del capitalismo, orgullosas de
que el presidente les haya prestado el avión oficial propiedad del
Ejército del Aire (un cacharro muy poco ecologista), para mantener
alejadas a las piradas de género en los días clave de la cumbre de
la OTAN es otra jugada maestra de don Pedro Sánchez, nuestro
Maquiavelo sin lecturas.
Sabiendo que la pandi se iba a comportar
como de hecho hizo, consiguió Sánchez un doble objetivo: que no
participaran con sus berridos de hoz y martillo en las protestas
organizadas por su amigo Enrique Santiago y el PCE, y que se dejaran
ellas mismas en evidencia, presumiendo de fiesta de pijamas pagada
con dinero público; pijas horteras por los lugares emblemáticos de
la Costa Este, y así desgastar lo que queda de la honorabilidad de
su socio de coalición. Sánchez es cada vez menos sutil en su
perversidad.
Montero y su troupe
forman parte de esa generación con vida intrínsecamente ligada a
las redes sociales, que sienten que el garbeo no es disfrutable al
completo si no lo comparten con sus seguidores (ellos dicen
followers) porque ahora no es
tan importante viajar como que sepan que viajas. El catetismo siglo
XXI se ha transformado en paletos en red, donde las personas más
superficiales muestras sus distintas facetas y fases de la felicidad,
aunque por dentro anide una devastación emocional o vital.
Es el
nuevo postureo de jóvenes prosaicos y frívolos, el juego de las
apariencias con aires de divos, pensando que su vida ficticia
expuesta es de interés real para alguien, dejando muchas veces atrás
el sentido de la privacidad y el sentido del ridículo, usando las
redes sociales y el artificial calor de seguidores de postín como
una forma de suplir soledades o carencias, con el efímero
reconocimiento y el leve subidón de autoestima.
La supuesta
agenda diplomática para el viaje no se sustenta por ningún lado, ya
que la reunión con feministas estadounidenses con cargos de tercera
para apuntalar ideologías nocivas es ante todo perjudicial y no
ofrece ningún avance
o ningún beneficio (no digamos ya inversión) para España, más
allá de ahondar en la ideología de género y sus siniestras
consecuencias (no sabemos si están planeando la ministra y sus
secuaces un nuevo indulto a una secuestradora, métodos para esconder
manadas de violadores que no puedan ser usadas políticamente o
formas nuevas de voltear la presunción de inocencia).
Irene
lucía en los primeros mítines podemitas pañuelo palestino al
cuello y una camiseta con el lema del Che Guevara, ¡¡Hasta la
Victoria!!, cuando en realidad tenía
fantasías de sueño americano. Chalet con piscina, servicio para
calentar el coche, recepción en la Casa Blanca, foto en Times
Square.
Asaltar los cielos siempre es a costa del pueblo al que
necesitas esquilmar para tú pegarte la gran vida. El modus
operandi del comunismo es tan viejo y tan conocido que resulta
sorprendente que generaciones nuevas de ingenuos bobalicones sigan
cayendo una y otra vez en la misma trampa de comprar la moto a los
apóstoles de la revolución.
El problema de la ministra puesta a
dedo y de su séquito es que han llevado la hipocresía hasta el
paroxismo. Lo malo no es ir a Nueva York o a Washington, lo mezquino
no es visitar los centros de poder, lo criticable no son los
selfies que toda adolescente (biológica o
mentalmente) disfruta.
Seamos serios. Lo inaceptable es vender la
matraca ecológica, el discurso hippie de transporte público o usted
vaya en patinete, la monserga anticapitalista, lo de “me ofenden
sus sueldos y sus áticos” y luego actuar como actúan. No verlo, o
querer justificar el viaje Erasmus de la banda de la tarta ya entra
en el terreno de los fundamentalismos políticos y de gente sin una
pizca de capacidad crítica. Abducidos por la sinrazón.
Montero
vive su sueño mientras pueda, ya que todas las fantasías ociosas
tienen finales crueles. La “nueva” política, cuando no alcanza
la cima del poder, es de vida corta, sobre todo después de haber
causado tanto dolor, y ella presiente que se acerca el final, y que
su ministerio derrochador y delincuencial será clausurado, por el
bien común, al final del sanchismo.
Así que aprovecha la
criatura para viajar con todo pago, avión privado y chófer,
mientras tenga la posibilidad, ya que muchos españoles no pueden
irse de vacaciones y la inflación golpea fuerte. Ella se lo permite,
con impune desfachatez, porque son “el gobierno de la gente”,
evidenciando así, una vez más, que de todos los votantes ingenuos
que hay, los de Podemos son probablemente los votantes más tontos
que ha dado esa pintoresca aberración que es el populismo.