5 de enero de 2012

El regalo de lo impreso




Esta tarde me ha llamado la atención, de forma agradable, ver una librería del centro de Oviedo llena a rebosar. Claro que, evidentemente, es semana de Reyes y también estaban atestadas de gente las tiendas de ropa, las perfumerías  y las grandes marcas comerciales. Apuesto a que igual que lo estaban las zonas de las superficies destinadas a la venta de ibuks y demás mierdas electrónicas...
Pero no es la generalidad, ni la forma, si no el fondo. El comprobar cómo aún se siguen regalando y comprando libros de manera acuciante, que las trabajadoras no daban a basto a envolver las últimas novedades y algunos clásicos de siempre, para llevar algo de sensatez y lectura a muchos hogares, en un país donde las audiencias televisivas, las pasiones futboleras o nacionalistas, la educación y los políticos que votamos muestran que es abiertamente analfabeto. Y sin embargo, trabaja en esa librería una amiga con la que siempre hablo un buen rato cuando paso por allí, y hoy apenas pudo atenderme ante la cantidad desbordante de clientes.
Uno se siente cómodo en ese ambiente de consumismo literario, pensando que la persona que el día seis reciba su regalo probablemente sea de esa especie que aún venera los libros, que los coloca cuidadosamente con mimo en su rincón, ordenados por autores, y dejan marcas en ellos (a lápiz, un pedazo de papel...) para recordar una frase, un pasaje que les dice algo, o muestra una luz en medio de la oscuridad.
Había algunos que simplemente llegaban, preguntaban por un título en concreto, para que otro lo buscara por ellos, lo compraban y se iban; pero también aquellos que se daban una vuelta despacio, comprobando nuevas ediciones de sus libros preferidos, el curioso orden para clasificar las novedades o el precio de gangas de bolsillo. De esa clase de personas que el resto del año te las encuentras en las librerías con un brillo extraño en los ojos, mientras pasean la vista entre las estanterías o miran con interés un ejemplar deseado.
Del tipo de inviduos que observan con curiosidad un tomo en la biblioteca de casa, reconociéndolo, pensando que está al caer otro visionado, que ya va siendo hora, y así poder descubrir cosas nuevas, diferentes aspectos a cuando eran otra persona e interpretaban aquel libro a la luz de su propia vida, de sus experiencias.
Libros que se compran porque los leíste hace tiempo pero nunca fueron de tu propiedad, y quieres tenerlos en tu entorno, que pasen a formar parte de tu biblioteca y tu legado.
Hace poco gasté bastante dinero llevando a mi casa a viejos conocidos. Yo era todavía un colegial cuando descubrí en una biblioteca de instituto a Ferdinand Bardamu e iniciamos juntos un viaje al fin de la noche, o cuando Humbert Humbert me hacía estremecer con aquella sexualidad oscura y perturbadora.
Soy de los que piensan que determinadas historias de tinta forman parte tanto de nosotros como lo vivido, nuestro propio documento de identidad, y no pocos personajes de ficción jugaron un papel en nuestras vidas mucho más importante que el de algunas personas reales, además de la influencia que han tenido en la existencia, el poso lúcido o áspero que dejaron, la forma de ver las cosas o encarar un acontecimiento, las noches que hicieron que nos fuéramos a dormir descompuestos y amargos; y entonces conocemos a una mujer, o a un hombre, y pensamos "ésta se parece a aquella chica que yo soñé entre líneas, o que una noche imaginé para unos de mis relatos", y comprobamos que la realidad puede ser más bonita, cruel, fascinante y gallarda que cualquiera de las novelas.
Y nos enamoramos, y la vigencia de los libros y el amor pasional duermen a nuestro lado. O no tenemos esa suerte, y en nuestra condición humana siguen reinando el fracaso y la desolación, buscando entre las tapas esos héroes imperfectos entre los maestros de lo sórdido.
De cualquiera de las maneras, y es gratificante, no son pocas las personas que, cuando la luna se alza fría y distante en el cielo, pernoctan entregadas a esperanzadores sueños de papel.

2 comentarios:

  1. jooo mui bonito de donde lo copiaste?¿ jajaj

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  2. Que razon tienes, eso de los "ibuks"...ufff!, no hay nada mejor como que te regalen un buen libro... espero que se porten muy bien contigo los reyes esta noche! ;)

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