17 de enero de 2014

Si yo fuera Cake Minuesa



Cuando me enteré que habían amenazado de muerte a Cake Minuesa (y también a su hija), el periodista que admirablemente se plantó ante los asesinos no rehabilitados de ETA, yo, que tengo algo de asertividad y además me asustan ciertas cosas, me pregunté qué haría si fuera Minuesa. Uno tiene que plantearse verse en esas situaciones, supongo, aunque nunca se vayan a dar el caso. Y he decidido que, como mi padre dice que la única puta cosa  que sé hacer más o menos bien es escribir, creo que contestaría por escrito.
De estar en el pellejo de Cake, esto es lo que diría:

Escribo estas sinceras líneas con la esperanza de que alguno del grupo de la escoria descerebrada que desea mi muerte ha tenido la oportunidad de aprender a leer y pudiera seguirme por este medio.
Tenéis que saber que desear la muerte está bastante feo, y que no es una actitud propia de los herederos ideológicos de un católico como Sabino Arana.
De todas formas, miedo no tengo. Nada. Ningún miedo. Sería una derrota de la dignidad y el honor vivir atemorizado, porque no sois más que unos miserables paletos violentos que el único derecho humano que en realidad merecéis es el de estar entre rejas. Se ha acabado el tiempo en que mandaban las pistolas, en que los demócratas tenían que mirar debajo del coche cada mañana y vivir permanentemente con escolta. Se ha terminado el chantaje camorrista, y estáis deslegitimados; la gente de bien sabe que aunque os agrupéis en otras siglas y otras vertientes políticas, sois los mismos lobos con piel de cordero.
No vais a obtener nada de mí más que el mismo desprecio de siempre. Claudicar no es una opción. El Estado podrá daros todas las concesiones y tratos de favor, pero no los ciudadanos.

De todas formas, si queréis llevar a cabo vuestras amenazas y cumplirlas, aunque lo dudo, espero que vengáis de uno en uno, que aclaréis si será por el día o por la noche, y en qué términos. Sólo pido que seáis auténticos gudaris vascos con un par de pelotas y no acudáis por la espalda, y así darme la oportunidad que tantos otros no tuvieron. De esta manera podréis estar en igualdad de condiciones contra un maketo, lo que no os debería suponer ningún problema, vosotros que sois el estandarte y orgullo de la raza vizcaína.
Pero hay que contar con que podría defenderme, podría verlas venir en mi propia casa y reventaros la madre en menos que se tarda en bailar un aurresku. Y dejaros inmovilizados ahí, a la espera de que venga la Policía a deteneros, aunque procuraré que sea al aire libre, ya que tengo conocimiento de vuestra mala costumbre de cagaros encima.
Por lo tanto, y habiendo aclarado esto, espero que nuestra relación de aquí a adelante sea más satisfactoria.
Atentamente,

1 comentario:

  1. Con el recuerdo vivo, que late bajo el manto del olvido que algunos quieren poner por encima, de Ernest Llunch, que también se encaró con los terroristas y fue asesinado por ello.
    Que su memoria y la de tantos otros nos impida ser benevolentes con el daño provocado

    http://www.youtube.com/watch?v=PF5BsocnNQ4

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