8 de julio de 2022

El avión y el patinete

 


Artículo publicado originalmente en La Nueva España


El viaje de quinceañeras para hacerse
selfies en la meca del capitalismo, orgullosas de que el presidente les haya prestado el avión oficial propiedad del Ejército del Aire (un cacharro muy poco ecologista), para mantener alejadas a las piradas de género en los días clave de la cumbre de la OTAN es otra jugada maestra de don Pedro Sánchez, nuestro Maquiavelo sin lecturas.
Sabiendo que la pandi se iba a comportar como de hecho hizo, consiguió Sánchez un doble objetivo: que no participaran con sus berridos de hoz y martillo en las protestas organizadas por su amigo Enrique Santiago y el PCE, y que se dejaran ellas mismas en evidencia, presumiendo de fiesta de pijamas pagada con dinero público; pijas horteras por los lugares emblemáticos de la Costa Este, y así desgastar lo que queda de la honorabilidad de su socio de coalición. Sánchez es cada vez menos sutil en su perversidad.

Montero y su troupe forman parte de esa generación con vida intrínsecamente ligada a las redes sociales, que sienten que el garbeo no es disfrutable al completo si no lo comparten con sus seguidores (ellos dicen followers) porque ahora no es tan importante viajar como que sepan que viajas. El catetismo siglo XXI se ha transformado en paletos en red, donde las personas más superficiales muestras sus distintas facetas y fases de la felicidad, aunque por dentro anide una devastación emocional o vital.
Es el nuevo postureo de jóvenes prosaicos y frívolos, el juego de las apariencias con aires de divos, pensando que su vida ficticia expuesta es de interés real para alguien, dejando muchas veces atrás el sentido de la privacidad y el sentido del ridículo, usando las redes sociales y el artificial calor de seguidores de postín como una forma de suplir soledades o carencias, con el efímero reconocimiento y el leve subidón de autoestima.

La supuesta agenda diplomática para el viaje no se sustenta por ningún lado, ya que la reunión con feministas estadounidenses con cargos de tercera para apuntalar ideologías nocivas es ante todo perjudicial y no ofrece ningún
avance o ningún beneficio (no digamos ya inversión) para España, más allá de ahondar en la ideología de género y sus siniestras consecuencias (no sabemos si están planeando la ministra y sus secuaces un nuevo indulto a una secuestradora, métodos para esconder manadas de violadores que no puedan ser usadas políticamente o formas nuevas de voltear la presunción de inocencia).

Irene lucía en los primeros mítines podemitas pañuelo palestino al cuello y una camiseta con el lema del Che Guevara, ¡¡Hasta la Victoria!!, cuando en realidad tenía fantasías de sueño americano. Chalet con piscina, servicio para calentar el coche, recepción en la Casa Blanca, foto en Times Square.
Asaltar los cielos siempre es a costa del pueblo al que necesitas esquilmar para tú pegarte la gran vida. El modus operandi del comunismo es tan viejo y tan conocido que resulta sorprendente que generaciones nuevas de ingenuos bobalicones sigan cayendo una y otra vez en la misma trampa de comprar la moto a los apóstoles de la revolución.

El problema de la ministra puesta a dedo y de su séquito es que han llevado la hipocresía hasta el paroxismo. Lo malo no es ir a Nueva York o a Washington, lo mezquino no es visitar los centros de poder, lo criticable no son los selfies que toda adolescente (biológica o mentalmente) disfruta.
Seamos serios. Lo inaceptable es vender la matraca ecológica, el discurso hippie de transporte público o usted vaya en patinete, la monserga anticapitalista, lo de “me ofenden sus sueldos y sus áticos” y luego actuar como actúan. No verlo, o querer justificar el viaje Erasmus de la banda de la tarta ya entra en el terreno de los fundamentalismos políticos y de gente sin una pizca de capacidad crítica. Abducidos por la sinrazón.

Montero vive su sueño mientras pueda, ya que todas las fantasías ociosas tienen finales crueles. La “nueva” política, cuando no alcanza la cima del poder, es de vida corta, sobre todo después de haber causado tanto dolor, y ella presiente que se acerca el final, y que su ministerio derrochador y delincuencial será clausurado, por el bien común, al final del sanchismo.
Así que aprovecha la criatura para viajar con todo pago, avión privado y chófer, mientras tenga la posibilidad, ya que muchos españoles no pueden irse de vacaciones y la inflación golpea fuerte. Ella se lo permite, con impune desfachatez, porque son “el gobierno de la gente”, evidenciando así, una vez más, que de todos los votantes ingenuos que hay, los de Podemos son probablemente los votantes más tontos que ha dado esa pintoresca aberración que es el populismo.

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