7 de septiembre de 2009

Melodías vivas: Bruce Springsteen



A través de las calles de fuego de New Jersey, Bruce Springsteen canta desde sus inicios al deseo de escapar, de emprender un viaje en compañía de una maleta, una mujer, una ilusión. La E Street Band y su líder representan el viaje, la carretera, las afueras de la ciudad, los Cadillac, las promesas por cumplir, la radio que suena con una vieja canción de los 50, una llamada al exterior esperando contestación.
Bruce es la fuerza, el sentimiento del rock&roll, el coraje, el poderío, la capacidad creativa, el estilo americano, la vida genuina, el quebrar de las fronteras, los heroicos ideales, la mirada del solitario, el amor de un noctámbulo de un país que ama pero que no comprende, el despertar de los sentidos, la ruptura con la rutina.
Hace lírica con sus historias de tragedia o de evasión. Creado para deleitarse con sus temas si sabes que ella es la única, si estás en el túnel del amor, en la supervivencia resignada por las malas tierras, nacido para correr sobre esa carretera del trueno, sobre el espíritu en la noche, para entrar en la habitación de Candy con tu brillante disfraz y así nunca aceptar la rendición mientras permanezcas bailando en la oscuridad.
Su música evoca el aroma de un whisky con hielo en una taberna entera de madera, del asfalto y la gasolina, unos tejanos bajo el sol, de una parada en un bar para transportistas, botas que se manchan con el polvo, de una nación descontenta con su destino, de días de gloria desde una visión desencantada. Las canciones incitan a enamorarse y a salir a la madrugada mientras dure la juventud, a perseguir un sueño, a danzad frente a un espejo imaginando que tienes una guitarra entre las manos.
La banda es la profesionalidad del rock y las generaciones cambian y envejecen con ella. En sus largos años de carrera, viajando por la leyenda de la música desde los años 70, ha creado su propio bastión de incondicionales que recorren kilómetros en cada gira, porque Springsteen sobre el escenario es la energía, la entrega, la garra, el espectáculo, el momento religioso de una melodía, el poderío, las dotes expresivas, el carisma sin pose que denota autenticidad por los cinco costados, y es que Bruce es siempre uno más, que le emerge de la magia que envuelve su show. Por algo es el jefe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario