23 de septiembre de 2009

Pasión cine



En la historia del cine existen algunos de los grandes momentos y escenas que hacen que llore, que se me pongan los bellos de punta, que me sienta absorto y cautivado por el arte, por sentimientos que van más allá de la pantalla y que se instalan en mi memoria, alimentando el alma, disfrutando o conmoviéndome, que marcan perdurablemente mi vida; para admirar ese gran descubrimiento que me acompaña y que de cierta manera ha influido en mí. Por ejemplo:
'Los olvidados' que retrató Buñuel sin una oportunidad para salir adelante; la persecución entre Orson Welles y Joseph Cotten por las alcantarillas de Viena; Henry Fonda descubriendo trágicamente que 'Sólo se vive una vez' ; las manos amputadas de Harold Russell que le impiden acariciar el pelo de su novia, apunto de enfrentarse quizás a los mejores años de sus vidas.
El sufrimiento interior reflejado en el rostro de una Romy Schneider al borde del abismo y su desesperada declaración de amor a Fabio Testi; el monólogo de Marlon Brando ante el cadáver de su mujer en 'El último tango en París'; la caminata final de Pike Bishop y los suyos; la melodía que emerge de los labios de esa prisionera alemana y que hace emocionarse a unos embrutecidos soldados en 'Senderos de Gloria'; el mejor vals jamás filmado y el último del príncipe de Salina en su ocaso, antes de evocar una estrella perdida y desaparecer entre las sombras; la última canción que entona Björk en 'Bailar en la oscuridad'; la conversación en el desfiladero entre Burt Lancaster y Jack Palance sabiendo que hay siempre algo por lo que luchar aunque la batalla esté pérdida; la resignación reflejada en el rostro de Sterling Hayden ante las fatalidades de su 'Atraco perfecto'.
“Miénteme, dime que me has esperado todos estos años”; el pequeño Brandon De Wilde gritando: “vuelve Shane vuelve” a un Alan Ladd sin redención y sin futuro; la puerta que se cierra dejando fuera de plano y del mundo a Ethan Edwars; la amistad que un oficial ruso encuentra en el inmensamente humano y conmovedor Dersu Uzala; Cary Grant mirando el cuadro que compró Deborah Kerr y comprendiéndolo todo; Nino Manfredi ejerciendo desesperada resistencia y siendo arrastrado a que lleve a cabo la ejecución; todo lo que Ben Johnson le dice en el lago a Jeff Bridges y Timothy Bottoms en 'The last picture show'; Gregory Peck condenando a su asesino a su mismo destino en 'El pistolero'; la flores de cactus sobre la tumba de Tom Doniphon en 'El hombre que mató a Liberty Valance'; Newman negándose a descolgar el telefóno en 'Veredicto final'; la última partida de Eddie Felson; el final de 'El apartamento'; James Cagney muriendo sobre los escalones en 'Los violentos años veinte'; la nieve que cae lánguidamente en todo el universo como en el descenso de su último final; Robert Mitchum convirtiendo en algo hermoso e inaplazable la barbaridad de cortarse un dedo; la última media hora de 'Million Dollar Baby'; Gene Hackman en soledad tocando el saxo en la casa que se le derrumba; las lágrimas mezcladas con la lluvia de un maduro y envejecido Eastwood por ver marchar a esa certeza que sólo se presenta una vez en la vida.

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