5 de febrero de 2011

Tristes y felices héroes


A estas alturas del cuadrilátero cinematográfico, si se quiere hacer una película de boxeo, hay que tener en cuenta todas las hermanas mayores y menores (de todo se debe aprender) que pueblan el género, con la típica historia americana de superación y final feliz (Marcado por el odio, Cinderella Man, Rocky...), la sórdida y desencantada de trágico desenlace (Million Dollar Baby, El Luchador), la demoledora y arriesgada (Toro Salvaje) o la suburbana de alcohol y combates en tugurios para eternos perdedores (Fat City).
De The Fighter se podría decir que coge un poco de cada una sin llegar hasta el fondo de la mayoría. Pinceladas que francamente dejan buen sabor de boca, pero saben a poco pensando en lo que podría haber sido y teniendo en la mente algunas obras maestras precedesoras.
La película narra la historia real de Micky Ward (cumplidor Mark Wahlberg), que sobrevive como boxeador mediocre mal guiado por su madre, sus arpías hijas y un hermanastro mayor vieja gloria y adicto al crack (deslumbrante Christian Bale, ¡papelón!), y trata de llegar alto en el boxeo y evitar seguir asfaltando calles en un ambiente deprimente. Hay emoción y escenas notables (Ward explicando a su futura enamorada la similitud entre el boxeo y el ajedrez, y la técina cabeza-cuerpo es fantástica), hay también un toque de desesperación y derrota, uniones fraternales y orgullo dañado, pero existe un parpadeo imperceptible de historia conocida cuyo final se intuye.
El principal problema de la cinta es que se equivoca de personaje. El guión podría haber sacado más jugo del personaje de Bale y su calvario, su adicción y redención (y acercarse a Fat City) pero opta por centrar los focos en el de Wahlberg, para dar esa visión manida y heróica que espera el espectador. También hay recursos humorísticos que si en momentos aciertan, llegan a restar dureza, trascendencia y emoción a la historia.
Y un gran acierto es filmar los combates con las cámaras de las retransmisiones de los años 90, otorgando veracidad y puntadas de 'deja vu' a las peleas, que son una parte positivamente destacada de la cinta, con el protagonista buscando los certeros golpes al hígado.
El resto es destacable entretenimiento, desmembramiento y unión familiar, historia de amor, coraje pugilístico y cerrar con un epílogo satisfactorio y esperable.

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